Docente de la carrera de Cosmiatría del Instituto Carrión orienta sobre cómo cuidar nuestra piel durante los viajes

La licenciada Raquel Quincho, docente del Programa de Estudio de Cosmiatría del Instituto de Educación Superior Daniel Alcides Carrión, revela que cuando viajamos nos exponemos a un cambio repentino de temperatura que puede causar algunos efectos en nuestra piel, por lo que recomienda tomar algunas precauciones para su cuidado.

“Cuando la temperatura es baja, los poros se cierran para tratar de conservar el calor corporal, mientras que cuando es alta, estos se abren favoreciendo la transpiración para tratar de disminuir la temperatura. En ambos casos se altera la primera barrera de protección de nuestra piel, haciendo que se irrite, deshidrate y aumente la xerosis o resequedad cutánea, lo que generar una dermatitis”, explica.

Para evitar estos efectos, la especialista brinda las siguientes recomendaciones que nos ayudarán a mantener en buen estado la salud de nuestra piel mientras disfrutamos de un viaje.

Mantener la piel limpia e hidratada siempre

Teniendo en cuenta que nuestra piel estará expuesta a una mayor contaminación, es importante que se mantenga limpia y libre de impurezas, utilizando para ello un jabón o agua micelar adecuado a tu tipo de piel. No olvides también hidratarla para que no se vea afectada por la resequedad.

Usa un protector solar de 50 SPF en la presentación o forma cosmética que más se adecue a tu tipo de piel, es ideal para protegernos de los diferentes tipos de radiación ultravioleta UVA, UVB, luz blanca y luz azul. Recordemos que tanto las zonas de calor o frío intenso pueden dañar nuestra piel y, en estos casos, se sugiere el uso de una buena pantalla total que proteja la piel y que sea renovada cada tres horas.

Bebe abundante agua y líquidos

Así como nuestro cuerpo se deshidrata luego de varias horas o después de una jornada intensa, y necesita agua para recuperarse, lo mismo sucede con nuestra piel, la cual, a falta de líquido se reseca y pierde su luminosidad. El agua no solo mejorará la elasticidad y aspecto de tu piel, sino también ayudará a que tu organismo se libere de toxinas y desechos innecesarios.

Mantén una alimentación balanceada y adecuada

En general, en los meses de verano la piel tiende a deshidratarse y resecarse, por lo que es indispensable incluir en nuestra dieta diaria alimentos ricos en antioxidantes, hidratantes y con dosis altas de nutrientes, como los oligoelementos, entre ellos, las zanahorias, la sandía, la palta; semillas ricas en omega como linaza, ajonjolí, chía, entre otros, cítricos que contienen altas dosis de vitamina C, pescado, frutos secos como las nueces, aceite de oliva y el té verde, que es rico en polifenoles.

Hidrata tus labios y tus manos

Estas zonas también se ven afectadas por los diversos climas, en especial, los de baja temperatura, por lo que es recomendable que cuentes con un bálsamo ideal parta tus labios que impida que se agrieten. En el caso de las manos, lleva contigo siempre un hidratante de bolso para evitar la resequedad.

Utiliza otros accesorios

Evita la sobreexposición solar y protégete con gorros, sombreros, gafas con protección UV y, de ser conveniente, usa guantes.

Raquel Quincho, docente de la carrera de Cosmiatría, recomienda mantener la piel limpia e hidratada.