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La licenciada Norma Sandoval Diez, docente de la carrera de Enfermería Técnica del Instituto de Educación Superior Daniel Alcides Carrión, afirma que el papel de los familiares es fundamental en la vida de un paciente con la enfermedad de Parkinson, por lo que es importante educarlos y brindarles el soporte emocional que necesitan.

“Deben estar preparados para atravesar situaciones de conflicto e incertidumbre con su paciente, así como practicar el autocuidado para poder desarrollar su labor con seguridad, fortaleza y eficiencia. El gran apoyo para los cuidadores familiares son los profesionales de enfermería, quienes les ayudarán a gestionar situaciones de estrés, ansiedad, depresión e incluso duelo por la pérdida de la salud de un ser querido”, explica.

El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa en la cual ciertas células cerebrales que intervienen, específica y principalmente, en la coordinación y generación de movimientos musculares se ven afectadas progresivamente, disminuyendo las habilidades motoras y cognitivas del paciente.

Los síntomas asociados iniciales y frecuentes son temblor, lentitud de movimientos y rigidez, afectando a un solo lado del cuerpo; y se hace bilateral a medida que avanza el tiempo. La enfermedad afecta a millones de personas en todo el mundo, y su manejo eficaz puede requerir un cuidado constante y comprensivo.

En ese sentido, y con el fin de que un paciente con Parkinson en casa pueda recibir un buen cuidado, la enfermera del Instituto Carrión nos brinda las siguientes recomendaciones:

Crea un espacio seguro en tu hogar. Evita suelos resbaladizos, alfombras no fijadas, cables eléctricos desordenados y demasiados muebles que puedan impedir el tránsito libre y seguro. Si hay escaleras, coloca pasamanos; los sillones y sillas, de preferencia, deben ser estables y con respaldo alto. En su espacio de descanso, la cama debe tener una altura adecuada y, de ser necesario, se deben poner barandas. En el baño, coloca en la ducha una silla firme especial para que pueda tener un soporte durante su aseo.

Promueve el ejercicio y terapias. La actividad física regular y moderada puede ayudarlo a mejorar la movilidad, la fuerza muscular y la coordinación. Los masajes son importantes antes de todo ejercicio, debido a que estos disminuirán la rigidez y el dolor en zonas específicas. Además, terapias como la termoterapia que hacen uso del calor favorecen la dilatación de los vasos sanguíneos y mejoran la nutrición celular, disminuyendo la rigidez y el dolor.

Ayúdalo a manejar el sueño y la fatiga. Increméntale la actividad física suave y evita las siestas durante el día. Si los medicamentos que toma el paciente le generan somnolencia, es importante reportarlo para un ajuste por parte de su médico tratante. Establécele un horario para dormir y levantarse, esto ayudará a mantener un sueño regular. Por otro lado, ayúdalo a realizar alguna actividad relajante antes de dormir, como escuchar música suave, léele un libro o hazle masajes.

Mejora su nutrición. Es recomendable una dieta saludable, que contenga frutas y verduras, para evitar el estreñimiento. Asimismo, que incluya proteínas, como el pescado, legumbres, lácteos y frutos secos para fortalecer sus músculos, huesos y tejidos. Lo ideal es una dieta semisólida, es decir, en consistencia de papillas o puré. Evita los trozos grandes o duros y asegúrate de que tenga una hidratación adecuada.

Busca apoyo emocional. Tanto para el paciente como para los cuidadores, el apoyo emocional es fundamental. Participar en grupos de apoyo, buscar orientación profesional y cuidar la salud mental son aspectos importantes para sobrellevar los desafíos asociados con la enfermedad.

 

 

 

El apoyo emocional es importante en el cuidado de un paciente con Parkinson, indica la Lic. Norma Sandoval, docente del Instituto Carrión.